Macadamia ternifolia.
Las nueces de macadamia, cultivadas en lugares como Centroamérica o Nueva Zelanda, son un fruto seco con textura cremosa y un sabor suave.
Gracias a su alto contenido en grasas saludables, fibra, vitaminas y minerales, resultan beneficiosas para mejorar la digestión y la salud cardiovascular, y pueden ser de ayuda a la hora de controlar el peso y los niveles de azúcar en sangre. Al ser ricas en flavonoides, también contribuyen a contrarrestar la inflamación y a reducir el colesterol.
Por su parte, el aceite de macadamia es muy apreciado como ingrediente en tratamientos capilares: ayuda a fortalecer el pelo, favorece su suavidad, facilita el manejo del cabello rizado y contribuye a evitar el encrespamiento, aunque no se recomienda su uso antes de emplear herramientas de calor.
El aceite de macadamia también es idóneo para el cuidado de la piel por su contenido en escualeno, que favorece una piel hidratada y sana. Su contenido en ácidos grasos ayuda a la piel a producir queratina, a reparar cicatrices y estrías y a reducir el picor. Además, gracias a su poder antioxidante, contribuye a prevenir el envejecimiento prematuro cutáneo.
